Desde la Esencia sin forma que es el Ser Infinito, en la forma densa de la existencia finita, hay un proceso de manifestación que se mueve desde el más sutil de lo burdo y lo tangible. Cada paso o elemento es un estado del ser.
El fuego es un paso importante en ese proceso y como tal es un potencial generalizado, que se manifiesta en diferentes grados. El fuego como un elemento codifica una función de transformación inherente en el universo, que tiene experiencia en funciones particulares en todo el cuerpo.
El fuego alumbra. La luz permite la visión. Visión ofrece una visión, la perspectiva, y la potencia de proyección. En términos de los chakras, se asocia con el tercer chakra, el Manipura, que a menudo es representado como un triángulo que apunta hacia arriba y el color rojo.
En el mundo finito de formas, el fuego es alimentado por el combustible. Fisiológicamente, es el poder de la digestión y la comida es su combustible. Emocionalmente, es la pasión y el combustible es el objeto del amor o el deseo. Psicológicamente, es conocida como la voluntad personal y el combustible es un objetivo. Cuando el fuego está presente induce un cambio dinámico, inquietud, y la purificación de la sustancia y la forma que preside.
En el reino sin forma de la experiencia, el fuego es el brillo del alma, la intuición y la intuición de la mente, y la presencia de la conciencia. Es la luz, lo que da lugar a formas. El elemento fuego nos trae la fuerza, la valentía, el coraje y la pasión por la vida. Es la energía en acción que nos motiva a levantarnos cada mañana y comenzar a trabajar.
El fuego interior nos impulsa a buscar nuevos caminos, a enfrentar nuevos retos.
El fuego puede convertirse en una experiencia avallasadora, arrebatada y desenfrenada. La naturaleza inesperada del fuego nos impulsa a guiarnos por nuestros instintos, actuar sin pensar y lanzarnos a la a ventura sin medir las consecuencias.
Cuando trabajamos con el fuego nos sentimos vigorosos, entusiastas, optimistas y creativos. La danza activa al elemento fuego, nos conecta con la alegría de vivir y con la fuerza interna.
Cuando despertamos a los seres elementales del fuego en nuestro interior estamos creando un fuego sagrado que nos calienta, reconforta y reanima a continuar la jornada cuanto estemos exhaustos. El fuego interior se convertirá en una antorcha que nos guía y nos llene de valor y coraje cuando nos sintamos temerosos y confundidos.
Con el trabajo conjunto con los elementales del fuego podemos potenciar la protección, el valor, la iniciativa, la belleza, la pasión, el entusiasmo, la capacidad de gozo, la alegría, el optimismo, la capacidad de terminar los proyectos que iniciamos, el amor por uno mismo y por los demás.
Vamos a tener la claridad y la voluntad de caminar el resto de nuestra vida conectando con nuestro Fuego Sagrado, esa antorcha que nos da el empuje que necesitamos para vivir en plena consciencia y armonía con todo lo que nos rodea y que nos guía y potencia la alegría de vivir.
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